martes, 11 de septiembre de 2012

Nacionalismo, independentismo y chollos políticos.

Hoy 11 de Septiembre hemos vivido un día cargado. Incontables imágenes del WTC habrán poblado las pantallas y seguramente muy pocas menciones al 11S chileno habrán sido difundidas, seguramente por aquello de no hacernos recordar lo que es capaz de hacer el lado más extremo del capitalismo para imponer una agenda económica en un país. No suelo encender la tele salvo para ver algo en el disco duro o echarme una partida a la PlayStation, sinceramente. Sin embargo, sí que ando atento a las redes sociales y veo la masiva y cívica asistencia a los eventos de la Diada en Cataluña.

El independentismo es un tema complejo, especialmente cuando no se disocia del nacionalismo, lo que convierte al término "independentista" en una amalgama poco clara de conceptos, amalgama enturbiada -en mi opinión y a tenor de la idea del mundo que poseo- de manera interesada. Estoy escribiendo en castellano siendo valenciano, es cierto, pero entiendo bastante bien y apoyo hasta el extremo la idea del independentismo, si bien no así la de nacionalismo. Disocio, porque entiendo las ansias de independencia como algo natural: al fin y al cabo tengo veintinueve años y lucho por una independencia económica. La independencia es algo lícito y que considero tácito en cualquier fundación estatal. De hecho, si pudiera, independizaría a mí y a mi sufrida pero ya consolidada precariedad de un país en el que la clase gobernante parece ser la menos preparada que jamás haya conocido, y las he conocido ineptas.

El independentismo es un anhelo viejo, un derecho sobre el que se sustentan, como decía, muchas fundaciones estatales. El más claro caso es el suizo: el Serment o juramento de 1291 (insisto: siglo XIII)  que daba inicio a la nación suiza, se apoyaba sobre tres fundamentos, que cito literalmente de la obra de Antonio Escohotado "Caos y Orden" (Espasa, 1999):

1) Aquello que nos une es el respeto por la diferencia, y si algún cantón entiende que este respeto se ha quebrado podrá separarse en cualquier momento, sin otro requisito que una decisión mayoritaria de sus habitantes;

2) Ninguno pagará protección a iglesias, nobles o casas reales, ni admitirá otros administradores que los elegidos en cada circunscripción por sufragio directo;

y 3) Nadie podrá hacer del gobierno un medio de vida, y los ciudadanos asumirán todas las responsabilidades de administración y defensa, con mandatos muy breves y siempre irreelegibles.


Resumiré mi concepción del nacionalismo como un atávico vínculo que aporta cohesión y diferenciación a un grupo, y que resulta de una pulsión tribal y por ello agotable. No, no me siento nacionalista de ningún sitio, supongo que fruto de ser hijo de emigrantes retornados, de tener dos hermanas belgas, de tener más familia en el extranjero que en territorio español, de tener la cultura griega, belga e italiana directamente instaladas en mi entorno. No me siento orgulloso de ninguna bandera, pero entiendo la cohesión cultural que el nacionalismo aporta, más en unos tiempos en los que el agarre material se desvanece. Entiendo por ello el nacionalismo, pero como algo anecdótico y no por ello menos lógico o lícito. Desde luego, no lo comparto: ni el español ni el periférico.

Sin embargo, mi concepción del independentismo se basa en el juramento fundacional suizo. En los tres puntos dispuestos, veo cosas escritas que jamás comprobé en el terreno de la realidad. No veo un respeto por la diferencia en ninguna posición enconada, ni centralista ni periférica. Veo un respeto con alta susceptibilidad en la mayoría. No veo en absoluto un respeto que emplee la indiferencia como arma, que deteste entrar al trapo o directamente entrar con un perfil razonable. Quizá los tiempos no están para eso, o quizá por eso están los tiempos como están. No veo en ningún caso un sufragio directo a la suiza, ni una democracia razonable sin servilismos a determinados grupos. Aguanto con hastío a duques, condes, grandes de España, de Asturias y casas reales que en casi tres décadas no han hecho absolutamente nada que justifique el tributo pagado. Y especialmente soy incapaz de percibir una responsabilidad ciudadana (si bien su crecimiento es evidente), una política que no sea el chollo padre o una mecánica de elección sana.

En fin, echo de menos un sistema de respeto a lo divergente, pero especialmente me falta como pocas cosas me faltan el respeto a lo propio. Veo que el independentismo -en cualquiera de los sentidos- se ha dejado apabullar y posteriormente fagocitar por un conglomerado de populistas que han encontrado su chollo en prometer la independencia (o la eterna cohesión imperial en el caso del nacionalismo español), dilatando el momento de la verdad para obtener más rédito. Veo que pesan más los símbolos dosificados por los mesías de la tierra libre prometida que una postura basada en la decisión como derecho fundamental, como verdadera libertad ante los que se tildan de liberales sin tener ni idea de aceptar la diferencia.

Veo incoherente, al fin y al cabo, que con una muestra tan cívica como la realizada hoy por los partidarios de la independencia de Cataluña (en la cual dejo claro que no milito, igual que dejo claro que me parece estupendo que se luche por su cumplimiento) nadie se plantee que dar fuerza a la capacidad de expresión de los independentistas en forma de referéndum es consolidar un derecho fundamental como el de decisión. Consolidar la verdadera libertad, al fin y al cabo. Máxime siendo esta una gran oportunidad de derribar las estructuras parasitarias que hacen que en toda nuestra constitución no hayan tres párrafos que les lleguen a los talones a los que sirvieron para fundar la nación suiza.

Pregúntenle a Artur Mas i Gavarró, a Arnaldo Otegi y a los políticos extremocentristas del "españaserompe" qué narices pensarían de los puntos 1, 2 y 3 de la Constitución suiza de 1291, tanto por el no parasitismo como por aquello de negar la independencia a los araneses o anexionar terrenos sin contar con la opinión de los anexionados mediante el mismo tipo de referéndum que exigen. Igual en su vergüenza hallaríamos el camino.

JM Martín

lunes, 6 de agosto de 2012

Canal Extremadura: un ejemplo descarado de la manipulación de masas

Un buen amigo periodista, afincado en Extremadura, bella persona y trabajador vocacional -cuyo nombre me voy a permitir omitir, no sea que encima le caigan hostias por mi culpa- comparte la siguiente información en una red social:

Nombrado el "consejo asesor" de Canal Extremadura...


a) D. Julio Antonio Ledesma Esteban y D. Fernando Sánchez Lavado, en representación de las organizaciones sindicales más representativas en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Extremadura.

b) D. Pedro Castro Domínguez y D. Daniel Nieto López, en representación de las organizaciones empresariales más representativas en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Extremadura.

c) D. José Francisco Ramírez Vadillo, D. Cesáreo Serrano Luis y D. Alfredo Aguilera Alcántara, en representación de las Corporaciones Locales de la Comunidad Autónoma de Extremadura.

d) D. José Juan González Gómez, D. Enrique Hernández Díez, D. Antonio Zoido Martínez, D. Javier Rubio Merinero, D. Juan Bravo Gallego y D. Máximo Durán Abad, en representación del Consejo Escolar de Extremadura, del Consejo de la Juventud de Extremadura, del Consejo Social de la Universidad de Extremadura, de las Organización de Usuarios y Consumidores, del Consejo de Comunidades Extremeñas y de las Asociaciones de Prensa, respectivamente.

e) D. José Manuel Granado García, D.ª Candelaria Carrera Asturiano, D.ª María José Ordóñez Carvajal y D.ª Ana García Ortíz, en representación de la Administración de la Comunidad Autónoma de Extremadura.


Tras desafiar en la red social a sus amigos a buscar (cito textualmente) "un solo periodista en esa lista, alguien que realmente tenga conocimientos, formación o simplemente experiencia como para ASESORAR a un medio de comunicación público en esta región", y recordar que aquí podemos encontrar únicamente a "Máximo Durán, de la asociación de la prensa de Mérida (...) uno de ¿cuántos?", procedo a digerir la lista mediante una segunda lectura. En esta segunda lectura -que se la aconsejo- he tratado de destacar en mi mente aquellas instituciones representadas que pueden no cuadrarme en un ente público. Y, de repente, me encuentro haciéndome unas pocas preguntas con las que os dejo, que no quiero agobiaros demasiado, tan sólo haceros reflexionar. Pese a que entiendo que esto es lo más habitual cuando se conforman estos órganos llamados "consejos asesores" -entiendo que habrán excepciones, pero sería bueno empezar a encontrarlas por aquello de no perder la esperanza-no puedo dejar de plantearme que quizá estas preguntas no sean algo más que la reacción a ver un sólo periodista en esta organización recién conformada:


1) ¿Qué hacen en un ente informativo público representantes de las "organizaciones empresariales más representativas en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Extremadura"?

2) ¿Por qué se dice "en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Extremadura" en el punto B y no "de la Comunidad Autónoma de Extremadura" como en otros puntos?

3) ¿Tienen un ámbito demasiado amplio que no interesa especificar estas organizaciones empresariales, al igual que lo tienen "las organizaciones sindicales más representativas" que se destacan en el punto A?

4) Pudiéndose entender que organizaciones sindicales a nivel nacional se vean representadas en un "consejo asesor", en tanto que atienden a los derechos laborales sujetos a una legislación cuya competencia es mayoritariamente estatal, ¿se puede entender que empresas de alcance y competencia nacional o posiblemente transnacional posean representación y por tanto capacidad de influencia en un medio de información público?

Y, por último y con esto os deseo un feliz Agosto al sol, ¿no resultan demasiado descarados y además poco disimulados los esfuerzos de quienes detentan las diferentes capas del poder económico por manipular la información en aras de influir en el comportamiento de la ciudadanía, no sólo como votantes o consumidores, sino como practicantes de un sistema que se antoja en una fase crítica?

JM Martín

domingo, 22 de julio de 2012

Vamos a ir con lo importante


El agua ha sonado demasiado tiempo. Su rumor sólo podía ser ignorado por un sordo. Y tú elegiste ser sordo. Preferiste dar preferencia a la vista, porque total, te crees las cosas que ves. Y tú veías una Valencia llena de cosas grandes que seguro se iban a llenar. Y veías el único canal de televisión en el que las noticias no eran malas. Y escuchabas hablar a tu alcaldesa y a tu presi. Siempre ganaban, y siempre prometían que la gente como tú sería partícipe de esa victoria. Y te hacían sentir así. El patito feo de la clase se miraba al espejo y se veía cisne. Aunque en tu interior tuvieras complejo por tus vecinos de arriba y por los del centro. Daba igual. Eso se quedaba en tus adentros. Tú estabas muy orgulloso y sacabas pecho. Una referencia mundial, unos eventos que atraerían a trillones de turistas, que se dejarían su dinero, que te darían su dinero, que te pedirían que te lo llevaras a espuertas. 

Todo lo demás eran rumores, mentiras malintencionadas de aquellos que conspiraban desde dentro para ver tu tierra hundida y tu bandera pisoteada. Malditos socialistas, comunistas, anarquistas, catalanistas todos. Qué rabia te daban. Cómo los hubieras inflado a hostias cada vez que les oías protestar, con esas pintas, con esas camisetas. Todo porque no aguantaban ver tu ciudad bonita y famosa, o porque no aguantaban que la gloria hubiera venido de la mano de quienes habían venido. Qué desgraciados. Qué ira emanaba de ellos y hacia ellos. Qué cabrones. No querían tener agua sólo por joder a la gente como tú. Con la falta que hacía. Se quejaban de cosas que eran mentira sólo por arruinarnos la vida. Como en las últimas fallas: pedían que las quitaran. Escupían en la bandera en la intimidad, seguro. Qué desgraciados, qué falta de ética. Cuánta falta hacía legalizar los rifles y hacer limpia.

Y ahora llegan y, seguro que por su puta culpa, pasan el 9 d'Octubre y San José a otro día. ¡¡¡San José!!! ¡¡¡Con lo importante que es eso para Valencia!!! Seguro que ha sido por las presiones de esos malos valencianos. Por esos catalinos de mierda. Por esos españolistas. Por esa gente-basura sin medida ni decendia. Mira lo que han conseguido. Si hasta lograron que Paquito dimitiera con tal de no tener que aguantarlos, y mira después: era inocente porque lo dijo la justicia. Y ahí está el pobre hombre, con lo que ha hecho por Valencia, fuera de SU sillón de presidente.

Estos desgraciados van a arrasar con todo. Hay que hacer una limpieza. Lo de San José ha sido lo último. Y mira, no te voy a hablar esta vez de rescates ni de mierdas, vamos a ir con lo importante.

JM Martín

domingo, 10 de junio de 2012

¡Gol!


Celebran un gol haciendo aspavientos. Emiten alegría mediante el lenguaje corporal, ese mecanismo tan difícil de ocultar, tan sincero y, en ocasiones en las que hay cámaras fijándose en uno, tan traicionero. Casi parecen romper, cuando suben como cohetes sus brazos, esa burbuja en la que siempre se han sabido. Casi parecen estar haciendo un gesto sexual pendulante con las nalgas, bufanda regalada al cuello, mientras celebran el momentáneo placer de la gloria del gol, que todos sienten marcado por ellos. Casi parecen estar enseñando a felar a uno de esos grandes directores financieros que tan buenas condiciones crediticias dan a los rescatados, esquivando hábilmente la bien rasurada barba presidencial, como una ceremonia ciertamente ambigua que reside en la linde entre el tributo previo y el agradecimiento posterior por un favor bien hecho.

Puede que sólo sea la celebración de un momento muy puntual que da sentido a lo que puede ser un bonito deporte de equipo o un abominable negocio a años luz de la ética y la buena praxis. Pero, a juzgar por la en cierto modo distante mirada de ese apuesto joven que mira a un punto desconocido de la geografía del Arena Gdansk mientras el barbudo de abajo parece dar esas lecciones felatorias, lo que este peculiar conjunto de hombres influyentes celebra es algo más. Algo que probablemente se nos escape en detalle pero que, si hacemos caso de nuestro instinto y dadas las especiales circunstancias que nos envuelven, tiene que ver con la triunfal agenda que asoma en las Blackberry de los retratados. Una agenda alejada de aquellos a quienes supuestamente sirven, de los que tan sólo uno de los protagonistas de la foto (sí, el aparente maestro de felonías y felaciones) parece acordarse cada cuatro años.

Aunque apuesto mi barba, que juro está bien limpia de vello púbico de dirigentes financieros, a que éste último no tendrá nadie de quien acordarse en las siguientes elecciones. Si acaso alguna madre que mentar, que quien puede ser correcto también se puede permitir imprecaciones.

Sigan celebrando los goles, que uno no sabe nunca cómo acabará el partido.

JM Martín


miércoles, 23 de mayo de 2012

El día que caigan los cascos


El día que la razón entre en la cabeza de tantos en los que sólo parece haber gregarismo, obediencia y sadismo. El día que recuerden la esencia de su juramento por la defensa de un pueblo. El día que se den cuenta de que son la fuerza de los fuertes. El día que vean que en su mano está ponerla del lado de lo que es justo. El día que recuerden el fundamento del servicio público, aquello que les da de comer. El día que redescubran que aprobando aquellas pruebas no compraron un billete a la barra libre de agresividad, sino que a cambio de aquel sueldo de por vida adquirían un compromiso con los débiles. El día que se vean en la tesitura de golpear a un vecino por cuestionar un sistema. El día que un compañero de trabajo golpee a uno de sus seres queridos sin importar el motivo pero sí la presencia en un lugar incómodo. 


El día en que, en definitiva, a algunos les salpique la vergüenza directamente en la visera de sus cascos, ese día la tortilla se dará la vuelta. Y entonces viviremos lo que nunca hasta ahora habíamos vivido. Y desearemos que, esta vez, todo salga bien.

JM Martín


Foto del encabezado tomada en la marcha del movimiento Occupy Frankfurt el 19 de Mayo de este mismo año y difundida por el movimiento Occupy Canada. En ella se aprecia cómo los antidisturbios se han despojado de sus cascos y encabezan la manifestación de los activistas alemanes, abriéndoles el paso.

sábado, 19 de mayo de 2012

15M: Intrahistoria de una portada




Escribo estas líneas a 20/5/2012, concretamente a las 2:40 de la madrugada. Ha pasado un año de lo que os voy a contar, y pese a que tengo dentro sentimientos indescriptibles, no me voy a centrar en desglosaros cómo me siento sino a desvelaros en palabra escrita lo que en mi cabeza son algunas de las escenas más memorables que retengo en mi memoria. Allá voy.

Había empezado como portavoz/coordinador o como se quiera llamar de la Comisión de Acción de la Acampada Valencia unos días antes casi por error. Cuando se empezaron a conformar las comisiones, tratando de seguir el mismo modus operandi de Sol (cosa curiosa lo de la imitación de las ideas en estas cosas tan virales), Juan, el moderador, pidió voluntarios. Sin enterarme bien de lo que estaba pasando, levanté la mano para preguntar, pero Juan me tomó por voluntario y me comí el marrón de coordinar a unas 80 personas. La primera noche me las vi negras, menos mal que andaba una tal (ahora una gran) Mati por allí. Con el paso de las noches, Acción pasó a ser una caterva de más de 300 personas (tirando por lo bajo) que querían liarla parda, y me inventé, junto a Mati y el viejo Jordi, la idea de hacer subcomisiones con sus portavoces. Y a la tercera noche, aquella de la que os hablo, habían ocho. Ocho subcomisiones a las que di media hora para que me expusieran dos propuestas de acción cada una. De las dieciséis resultantes, se cribarían ocho mediante jurídica y el voto de los integrantes de acción. Y, con las ocho mejores ideas, me tocaría ir junto a Jordi a aprobarlas a la asamblea de comisiones de las tres de la mañana en la esquina de la plaza.

Era, en resumidas cuentas, un ordenanza con capacidad de negociación. Ni una sola propuesta saldría de mi boca, de las bocas de Jordi y yo, por lo que nos aguantamos las ganas de proponer dando una vuelta por la plaza, hablando con Nacho de Jurídica y encontrándonos con amigos que estaban a 30 metros de ti pero que en tal ebullición parecían a kilómetros. 

Cuando me plantearon cambiar físicamente de nombre (imposición de carteles mediante) de Plaça de l’Ajuntament por Plaça del Quinze de Maig me pareció una nimiedad, bonita, pero una nimiedad irrelevante. Había oído a demasiado exaltado pidiendo quemar bancos y, pese a que me había tocado apagar esos conatos de incendio con poco más que mi capacidad para transmitir sentido común a través del humor, me apetecía algo gordo. Y todo lo que me traía ese grupo de chavales que podían ser mis alumnos era poner unos carteles.

Como era una idea en un principio casi inocua, sin consecuencias gordas en materia legal, Jurídica no encontró problemas. Como queríamos tener entretenidos a los teóricos promolotov, se aceptó. Sencillamente pasó como el aire. Y en la asamblea de comisiones, o comisión de portavoces o como demonios lo llamáramos, tuvo el OK. Estábamos demasiado preocupados discutiendo sobre si ocupar un banco el día que se había dado un chivatazo de que iban a desalojar no condenaba la plaza a la fragilidad numérica. La plaza tenía que ser nuestra, el resto era secundario. Y me sentía un estratega militar ultraconservador, obsesionado con la supervivencia hasta al menos la semana posterior a las inminentes elecciones municipales del 22 de Marzo. Pero cuatro tipos, uno de ellos de Jurídica, insistieron. No le vieron el sentido para mí aplastante de lo que yo trataba de decirles. Un jurista tranquilo y que destilaba cerebro, el bueno de Alberto, me convenció con palabras sencillas. No rechisté. Era y soy un rígido mental en muchos aspectos, pero en la plaza me obligué a transigir ante las ideas y posturas razonables, a no ser un obstáculo. Pude equivocarme en ocasiones, pero siempre intenté no obstaculizar. Y así me vi abogado a planificar con logística las acciones, y entre ellas la chorrada de cambiar una plaza de nombre.

Me quedé hasta las seis de la mañana rellenando papeles. Todo tenía que estar preparado. Esa acción, otras como la del banco, y la que me parecía más genial y descabellada: subirse a las torres de Serrano y descolgar una pancarta gigantesca con el lema #spanishrevolution para que las viera todo el mundo. Creía que esa iba a ser el bombazo, y como casi siempre me equivoqué. Tuvo repercusión pero ya nadie se acuerda de aquello. Fue napalm, pero un napalm muy fugaz que ayudó a lo que acabó ayudando la dichosa sustitución de carteles de calle.

A las 12 del mediodía me despertó (afortunadamente, porque casi llego tarde al trabajo) un mensaje del bueno de Marc de Social Media con el siguiente texto: Enhorabuena, habéis sido portada de Menéame y me dicen que vais para portada de El País de mañana. Todavía conservo ese mensaje.

Durante un año he mirado mil veces aquella foto, y me he acordado escribiendo estas líneas y alguna que otra vez más de que mi primera reacción al analizar la foto fue descojonarme con el funcionario del ayuntamiento que aparece, como si fuera una foto de Cuarto Milenio, acojonado en una ventana. 

Durante un año me he planteado un millón de veces si acaso no hicimos todo lo que teníamos que hacer. Que todo está hecho y que ahora vienen otras cosas. Me he planteado también que equivocarse es muy fácil, y que me equivoqué aquella noche pensando que cambiarle el nombre a una plaza no sería más que una estupidez. Esa plaza fue portada de un diario nacional un día antes de unas elecciones. Por primera vez los medios masivos enfocaron de verdad hacia aquel en apariencia absurdo compendio de factores que había derivado en una masa de desconocidos que retaban al poder desde su base: replanteándolo. A partir de ese preciso instante, lo que habíamos empezado sin tener ni idea de lo que estábamos haciendo (me río de las versiones conspirativas sobre el origen del 15M, sean ciertas o no ya no eran relevantes el segundo día) se convertía en una idea pura, en un concepto en esencia que se transmitió por el mundo gracias a ese teléfono del futuro que dice Michio Kaku que es internet. A partir de ese momento, movimientos clónicos del 15M como Democrazia Reale Ora u Occupy Wall Street emergieron. Desde ese preciso instante, desde esa precisa portada con la foto de algo que pasó por mis manos y a lo que no le di su justo valor, una nueva manera de entender la sociedad se transmitió por esa nueva arteria del mundo que es la red. Y de la red, como pasó en nuestro caso, pasó a la calle y a los medios, y de ahí a la calle y nuevamente a la red, realimentando ininterrumpidamente ese mecanismo que a partir de esto se ha generado. 

Y todo por una confluencia de factores que hicieron que aquella idea en principio inofensiva fuera un detonante tan enorme: la pedazo de foto hecha por un chico muy joven al que no recuerdo y que me consta que no era fotógrafo, la calle llena, el barullo porque al final los que lo organizaron debieron llamar a todos sus colegas, el hecho de que los medios estuvieran buscando una portada para la primera jornada de reflexión de la historia que se relativizaba y se deconstruía hasta el mínimo... Todo aquello convirtió algo en primera instancia simbólico en una muy buena idea y en quizá el dinamizador, en cierto modo casual, de lo que es a estas alturas un organismo multicéfalo, global y tendente a perderse y reencontrarse en el caos, logrando una influencia a veces minimizada en la manera de hacer política, tejido social y difusión de información.

Ha pasado un año, es estúpido explicar cómo me siento. Sólo tengo la certeza de que estamos asistiendo a un momento clave en la manera de entender el mundo. Como dice uno de mis resobados carteles quincemayistas, “El futuro es ahora”. Acabe como acabe, siéntanse al menos curiosos por estar viviendo un pedazo de historia futura. Yo, como comprenderéis, ya me siento como si me hubieran dejado entrar al backstage durante diez minutos.

JM Martín

sábado, 21 de abril de 2012

Carta a María Dolores de Cospedal


Congresista María Dolores de Cospedal:

Mi nombre es José Manuel Martin Corvillo. Tengo 29 años, soy docente (no a cargo del erario público), trabajo seis días a la semana y además investigo en la Universidad de Valencia, sin beca y en consecuencia gratis. Soy titulado en Filología Inglesa, poseo un Máster en Investigación de Lenguas y Literaturas y un papel dice que soy doctorando en Teoría de la Comunicación.

Empecé a estudiar la licenciatura de Administración y Dirección de Empresas, pero tras dos años comprendí que mi vocación iba por otro lado. No obstante, en esos dos años me dio tiempo a entender algunas cosas y, sin considerarme economista, si que me considero en posición de argumentar acerca de impactos económicos como los que ud sugiere al afirmar que el fracaso universitario de un 30% cuesta a los españoles la muy sonora cantidad de 3000 millones de euros.

Como teórico e investigador –a mi cargo, insisto- de la rama de la comunicación puedo analizar exhaustivamente su afirmación. Como persona con formación en el terreno de la economía, puedo además permitirme afirmar categóricamente que su análisis de cuantía económica es sesgado. Así que permítame un somero análisis que ruego al menos lea con el mismo aplomo que le he dedicado yo a sus declaraciones.

  •   -        En primer lugar, si ud toma como población para analizar costes a un 30% del total de los estudiantes universitarios, está ud dando por sentado que el 70% no sólo debe compensar las pérdidas generadas por la minoría sino que además, siendo más del doble, debe generar una plusvalía. En lo meramente comunicativo, está ud omitiendo datos. En lo económico, está ud siendo peligrosamente superficial. Y digo peligrosamente a tenor de las responsabilidades de las cuales es ud acreedora y deudora al mismo tiempo.
  • -          En segundo lugar, si ud afirma que un 30% genera pérdidas, su responsabilidad analítica le obliga a acudir a las causas. Implícitamente, ud alude a la incompetencia del alumnado. Como docente le puedo decir que es algo normal, al igual que lo es encontrarse a ferreteros incompetentes, entrenadores de fútbol incompetentes o políticos incompetentes, si bien el impacto de uno de estos tres grupos nunca se soluciona con la misma flexibilidad liberal que se puede aplicar en los terrenos del sector servicios o del deporte de élite, donde los despidos son fulminantes. Pero ud omite otras causas, la principal de las cuales es sistémica. Si la muy especializada universidad contemporánea no dinamiza el aprendizaje y lo convierte a ratos en un tostón, el desinterés generado hace mella. Si además eleva las tasas universitarias al tiempo que obliga a su asistencia de manera inexcusable, hace que gente como yo (con un interés fuera de duda por la formación pero de escasos recursos económicos) no pueda trabajar y estudiar al mismo tiempo. Yo lo hice, y el sistema –por entonces más flexible- me permitió compensar mis ausencias con la asistencia a tutorías y demás muestras de implicación.
  • -          En tercer lugar, ud omite de sus declaraciones el impacto económico del restante 70% del alumnado. En teoría deberían generar una plusvalía como ya he comentado previamente. Pero si se nos condena a la precariedad y al éxodo, la plusvalía que siempre genera un personal formado se va con ellos, aportando a otros países el beneficio de una inversión pública made in Spain. Y eso no es en ningún caso culpa del alumnado exitoso, que bastante tiene con sobrevivir, algo que en este curioso y nada cuidado país es una aventura si uno no se dedica a actividades como la suya.
  • -          En cuarto lugar, está ud presentando una aseveración fácilmente discutible (vea las menos de 600 palabras que he empleado en el conjunto de los anteriores puntos) como justificación para la implantación de una agenda económica parida hace 70 años por gente como Stigler o Friedman, acreedores de Premios Nobel discutidos antes de su nacimiento por el mismo Alfred Nobel. Es decir, su declaración es sencillamente vaselina retórica para promocionar una teoría relativamente anticuada, relativamente inadecuada y manifiestamente interesada. A esto se le llama habitualmente propaganda.
  • -          Por último, está ud evidenciando una falta de miras en cuanto al impacto económico con tal de justificar un castigo al sistema universitario público que defiende la Escuela de Chicago, de donde salen los premios Nobel previamente mencionados. Dicha escuela habló siempre de la educación y la investigación en términos de productividad, pero omitió expresiones como impacto microeconómico, impacto macroeconómico e intangibilidad. De ahí que ni ud ni su gabinete –poco exigido en la confección de discursos, algo normal cuando se actúa en función de una audiencia poco exigente- hayan considerado tres factores:

o   La incidencia positiva de la inversión en I+D+i en la microeconomía, ya que las aplicaciones de los resultados de investigaciones y una tendencia a la patente estatal darían puestos de trabajo y, por tanto, dinamizarían el flujo de consumo. Quizá este concepto resulta demasiado keynesiano para su tendencia liberal, pero no me culpe por ello: a mí no me mantiene indirectamente ningún lobby economista.  
o     La atracción de capital inversor como consecuencia de la eficiencia investigadora en el país, algo que dinamizaría el flujo de capitales de la zona euro, sin duda el factor cuyo letargo nos condena a una crisis que parece una travesía en el desierto.
o   El impacto intangible indudablemente positivo que tiene toda inversión en I+D+i: por fin España pasaría de tener un evidente desapego hacia la cultura y se convertiría poco a poco en una referencia intelectual del siglo XXI.

Desnudemos la situación y reduzcámosla a lo conceptual: alguien con una formación contrastable en la universidad pública y que investiga sin cobrar un solo céntimo de euro trata de mejorar la perspectiva de una representante de la ciudadanía que estudió Derecho en una universidad privada (CEU para ser más exactos) y que vive del erario público desde 1991, cuando ingresó mediante oposición en el cuerpo de abogados del estado. Es decir, alguien que está devolviendo una inversión al estado –el que me puso los profesores y los conocimientos a cambio de religiosos pagos de matrícula recibe una contribución en forma de investigación sin depositar un euro a cambio- y que tiene una formación multidisciplinar y a la vez una especialización no será tenido en cuenta por alguien que jamás pagó una matrícula a la universidad pública y que lleva 22 años cobrando del estado.

Sintomático, sin duda. Por ello seguiré haciendo lo que ustedes, los gobernantes opacos e impenetrables, critican que un docente haga, que es no centrarse únicamente en la impartición del temario y desarrollar un afán de aprendizaje y una mentalidad crítica (y apartidista) para que mi alumnado se convierta en un pacífico pero decidido ejército de ciudadanos incómodos y con ganas de aportar lo que ustedes tampoco aprecian y en absoluto ejercen: el sacrificio incondicional para la mejora de la sociedad.

JM Martín

miércoles, 11 de abril de 2012

Antes y ahora o nunca.

Recuerdo cuando escribir con una copa de licor no se había convertido en una costumbre. Cuando existía algo que hacer porque así eran las cosas y así nos las habían contado. Cuando simplemente uno no deconstruía absolutamente todo y parecían existir una serie de pilares que sustentaban la realidad cotidiana. Recuerdo esos días con una claridad cada vez menos meridiana y cada vez más tendente a la evaporación.

Mantengo como una fotografía viviente, eso sí, las palabras de mi querido Ricard Morant, mentor académico al que tanto debo y aprecio cuando le hablé del repentino fallecimiento de mi padre y supo sacar, como en él es costumbre, una mina de diamantes a posteriori revelada de unas simples palabras: "la cuestión es intentar ver el vaso medio lleno".

Recuerdo no sólo mi vida antes de la mayor y más productiva -a muchos niveles- hostia que me ha regalado la vida con toda su mala baba, sino que también recuerdo el clima de normalidad, de relativo optimismo, que empezó a emborronarse con la emergencia de la palabra "crisis" hace ya algunos años. A muy poca gente parecía faltar nada, y realidades precarias y lamentables que son ahora visibles formaban parte de un oscuro álbum de fotos malas guardado en el fondo de un cajón.

Y de repente, miro atrás y me pregunto si es que algún día estuvimos bien. Porque si se trataba de ver la botella medio llena, en aquella época creíamos que la botella estaba rebosante. Pero no. Entonces estaba ya medio vacía. Existía ya, de hecho, ese agujerito por el que se ha ido casi todo el líquido que estaba dentro de una bonita pero caducable botella de plástico malo. Nosotros estábamos al fondo de la botella, y éramos como un pez nadando en el fondo de una mala pecera, inconsciente de lo que sucedía al otro lado del cristal.

Pero resulta que igual esa botella, esa pecera, ese cubículo que cada vez se muestra más vacío, puede que esté flotando en medio de un mar más abierto del que pudiéramos imaginar. Y resulta que si igual ya no queda líquido sino aire corrompido en el recipiente, va siendo hora de que el pez intente saltar al mar y se enfrente a la riqueza de lo inabarcable.

No sé cómo daremos el salto, sólo sé que es darlo o ahogarse. El trayecto a posteriori parece largo en cualquiera de los casos, por lo que mejor ser valientes y enfrentarse al que nos puede dar algo al final.

Este es sólo uno de los primeros capítulos de nuestras vidas. Sólo.

JM Martín

martes, 20 de marzo de 2012

Chau, me matas.

Hace poco, menos de 48 horas, descubría por casualidad una entrevista de Jesús Quintero a dos personajes teóricamente distantes: el polemista profesional Coto Matamoros y el -bajo mi punto de vista- mejor ensayista que se ha parido por debajo de los Pirineos, Antonio Escohotado. En esta entrevista, segurísimamente regada con algún psicotrópico, se cuestiona los conceptos de verdad y de justicia. No quiero destripar esta jugosa coincidencia catódica, pero probablemente ya os hayáis preguntado lo mismo que yo: ¿cuando hablamos de justicia, hablamos de un sistema a aplicar o hablamos de una idea fundacional de las civilizaciones modernas? El sistema judicial puede ser una mentira, pero la justicia es una idea, una abstracción, que aun sujeta a cualquier relativismo siempre acaba emergiendo. La justicia es la satisfacción, en la medida de lo posible, ante el abuso. Y lo escrito, lo sistémico, siempre va a rebufo.

La prueba de esto que comento se encuentra insertada en cualquier proceso abierto por corrupción de cualquier tipo a altos funcionarios. A los de corbata cara y caterva de palmeros. En esos casos, si bien algunos están por aclarar y sentenciar, el sistema jurídico queda en pelotas frente al concepto de justicia, que lo mira descolocado. Y, como suele pasar en esta sociedad en la que habito sin encontrar mi sitio desde hace 29 años, lo escandaloso del asunto no evita que lo injusto se imponga a lo cabal.

Luis Roldán vive a cuerpo de rey con el dinero que robó y escondió vete tú a saber dónde. Mario Conde disfruta de un sueldo en la cadena Intereconomía por hablar de honestidad cuando fue protagonista de uno de los mayores casos de desfalco de los últimos 50 años. Santiago Calatrava, que ni tan siquiera firma sus proyectos -no acabó su carrera de arquitectura- nunca será juzgado por concesiones irregulares o sobrecostes ilegítimos, toda vez que un jurado popular (valga la polisemia) absolviera a Francisco Camps por no ver indicios de punibilidad en recibir regalos por parte de gerentes de empresas de dudoso funcionamiento y fiscalización.

Jaume Matas compró un palacio en Mallorca valorado en 1 millón de euros cuando hubiera necesitado vivir dos vidas -nótese la hipérbole- para pagarlo con su sueldo de presidente balear. Él mismo protagonizó una escalada de imbecilidad y pretenciosidad sin precedentes para convertir a las islas en el nuevo Miami (con el permiso de la Comunidad Valenciana) que hizo volar millones de euros en comisiones ilegítimas. El resultado es de sobra conocido: un déficit bestial del cual se acusa al contribuyente por haber vivido por encima de sus posibilidades, cuando parte únicamente de la avaricia de cuatro mangantes de, eso sí, sonrisa impecable.

Meter en la cárcel 6 años a este exministro de medio pelo y agrandadas arcas no evitará que disfrute del pastel que durante años cocinó cuando salga de la cárcel. Como Roldán, como Conde y como tantos otros. Los contribuyentes seguiremos agraviados. Se habrá cumplido con el sistema jurídico, sí, pero no con el concepto que se supone base de nuestra civilización: la justicia universal. Y los incomprensibles defensores de esos adalides de blanca y pura moral que un día dirigieron los designios de una administración pública se escudarán en un "cumplió con su castigo" y con un "todos haríamos lo mismo" cuando el elemento salga de la celda en la que vivirá a cuerpo de rey si es que la pisa para seguir viviendo como un marajá con el dinero que chupó de nuestros pírricos sueldos en forma de impuestos.

Mientras los agraviados desde el punto de vista de la justicia poética, conceptual o como quieran llamarla no nos podamos sentir satisfechos, el sistema jurídico seguirá estando condenado al anacronismo y al contrapié. Mientras los ciudadanos no puedan presentarse como acusación o al menos como damnificados en casos de corrupción, se seguirá perpetuando la gran farsa en la que vivimos especialmente en España (único país de la UE junto con Malta que no posee una Ley de Acceso a la Información según los estándares). Y mientras no se dicten sentencias de perpetuidad condicionada a la devolución de lo robado, los puestos de responsabilidad seguirán siendo un caramelo para elementos de dudosa catadura moral, y así seguirán saliendo ladrones de debajo de las piedras.

JM Martín

lunes, 12 de marzo de 2012

Así, no. De la huelga general, de mis ganas y de mis dudas.

Entremos a saco: la cuestión de la huelga general del 29M es más compleja de lo que parece. Sí, como no-rico y precariempresario estoy absolutamente en contra de la nueva reforma laboral, que no creo que genere riqueza por parte de las PYME (que sostienen un porcentaje de trabajo importante en este país) porque, por ejemplo, voy a seguir pagando una cantidad draconiana al mes y me va a seguir costando 200€ por nómina dar de alta a un empleado en mi empresa, no como en países donde se ha desregularizado este sector, donde es obligatorio tener al empleado asegurado pero donde se puede elegir un seguro privado -incluyendo al propio autónomo- que abarate los costes mensuales de, no lo olvidemos, generar empleo. La reforma laboral es una basura, y sí, hace falta presión social contra ella, porque es imperativo -no nos queda- que no se apruebe para no dar por perdidos derechos logrados durante siglos.

El tema es, como veréis a continuación, muy complejo: el horizonte del trabajador es muy negro, pero no es ni tan siquiera gris perla con una huelga general. A la pregunta sobre si esta va a ser efectiva sólo puedo responder a la gallega: ¿ha servido de algo alguna de las recientes?. No, no tengo clara la conveniencia de una huelga general, aunque es una contradicción interna que tengo. Me explico: creo que tenemos (la izquierda) un problema recursivo desde hace siglos. Seguimos recursos que funcionaron muy bien, pero que ya no funcionan. Y que no van a funcionar, entre otras cosas por esto:

1) Es impensable -consulten a su fuero interno, no suele fallar- que la huelga pase de un día en este país con estas condiciones económicas, con estos dramas personales y en definitiva con este miedo a perder demasiado dinero. Con sólo un día, el impacto en términos económicos -para los grandes capitales, obviamente- que un paro general puede tener es ridículo. En este sistema laboral del "si no lo curras hoy, lo currarás mañana", los beneficios están planificados. De ahí las retribuciones por incentivos y objetivos: el trabajador es una flecha en un GPS en el que el camino marca previsiones y por tanto la estrategia a seguir. Y el que se desvía mucho del camino, suele acabar fuera del navegador por las malas.

2) En cuestiones de contestación se sigue una línea estratégica propia de años en los que la conciencia de clase estaba más plasmada en la realidad social. Yo soy autónomo, lo único que puedo hacer es traspasarme trabajo -clases de repaso en una academia- de un día para hacerlo otro, y a una malas tener que descontar de la tarifa del mes que viene al cliente en cuestión como descargo por un día perdido. Pago siempre lo mismo, con lo que no presiono absolutamente nada al estado. De hecho, lo que me puede pasar si a algún papá le parece que soy un rojeras indigno de dar clases a su hijo, es que emigre a otro centro. Y el autónomo del mes que viene lo seguiré pagando igual. Esto es: los autónomos no tenemos derecho a sindicarnos. Otros colectivos tampoco. Con lo cual, al nulo impacto de colectivos que funcionan con retribuciones en función de rendimiento, hay que sumar al nuestro.

3) No se explota el papel del ciudadano en el plano económico actual. Esto es: ya no somos fuerza de producción a secas. Lo somos menos, y ahora somos principalmente fuerza de consumo. No trabajar impacta poco, pero no consumir destroza. El que se beneficia de esta reforma laboral no sólo es aquel que se ahorra pagarnos un despido, sino también aquel que vive de nuestro dinero mejor que nosotros, porque nos da bienes y servicios con un margen de beneficio en la mayoría de ocasiones escandaloso. No podemos contralegislar por nuestros derechos laborales, esto es una realidad, pero sí podemos evitar darles nuestro dinero, porque el consumo es una decisión que, salvo monopolios, es libre y planificable.

4) No se plantea acompañar una huelga general -que es eminentemente de producción- con una de consumo. No saber complementar acciones es sintomático de un error que los sectores más contestatarios -la izquierda creativa y propositiva, hablando claro- no dejan de cometer, demostrando que los dogmas atenazan no sólo a quienes aplauden al portador del mango de la sartén sino a los que nos freímos en ella. No existe una planificación estratégica real, y esto parte de una desunión manifiesta. Y quienes piensen que para unirnos debemos hacerlo en torno a una acción, tienen que esforzarse un poco más. La unión no puede hacerse en torno a una huelga, sino en torno a cuestiones más analíticas.

y 5) Las huelgas son previsibles. De llevarse a cabo, el 30 de Marzo el gobierno dirá que fue un fracaso, los sindicatos que fue un éxito, los diversos partidos de la oposición que hay que guardar prudencia para evaluar y que esperan haber forzado una reflexión por parte del gobierno y los asistentes... los asistentes se irán saciados por un día pero empezarán a mosquearse a los dos, nadando entre la incredulidad y el cabreo. Lo previsible ya no es efectivo, porque los poderes generan mecanismos efectivos -tienen toda la capacidad legislativa del mundo- para suavizar hasta la caricia el pretendido impacto de lo que antaño fue sorprendente y dañino. Hace falta innovar. Puedo equivocarme, pero me parece poco menos que una evidencia.

Conclusión: hace falta organizarse no en torno a una acción, sino a lo que nos dice si esta va a generar cambios positivos o no. Es necesaria una reflexión analítica, intelectual si se quiere, y no tener miedo de abandonar ciertas estrategias. Jubilarlas no significa necesariamente renunciar a unos principios y referentes ideológicos, sino reinterpretarlos en función de un cambio de paradigma que está siendo catalogado de histórico: podemos estar viviendo el final de la revolución industrial. Del capitalismo como lo hemos entendido hasta ahora si se prefiere. Las condiciones son extraordinarias, totalmente nuevas. Es necesario adaptarnos a ellas para cambiarlas. Seguir patrones que obedecen a otras condiciones es, en definitiva, poco menos que un paripé.

Apoyaré la huelga del 29M por solidaridad con aquellos que la sufren, que son familiares, amigos y gente de mi entorno vecinal, cuyo sufrimiento significa el mío, porque no quiero vivir en un entorno (más) empobrecido. Pero incitaré, presionando no virtual sino físicamente, a un replanteamiento en aquellas instituciones, sindicatos y partidos en los que tengo allegados. Y espero que todo aquel que tenga la oportunidad haga lo propio.

JM Martín

domingo, 4 de marzo de 2012

Comentario de texto. Hoy, las provincias y las #intifallas


Partiendo de la base de que no tengo claro que protestar por los recortes antes de una mascletá, conociendo el carácter exacerbado de la masa fallera y la politización a la que se prestan, sea lo más adecuado, os propongo que leáis este artículo de Las Provincias:

http://www.fallasvalencia.es/noticias/abucheos-mascleta-degeneran-altercado-balcon-municipal

Después, comentemos las carencias de ética y los excesos de estilo, todo lo cual será escrito en mayúsculas por mi parte.

1) "En el balcón del Ayuntamiento no disfrutaron tanto, primero porque las falleras mayores de Valencia y sus cortes de honor sufrieron de nuevo los gritos y abucheos de una minoría muy ruidosa, QUE SUPUESTAMENTE se reúne para criticar los recortes del Gobierno".

A ver... ¿supuestamente? Ese vocablo deja una intención subyacente, que es poner al lector en una tesitura de sospecha perniciosa hacia esa "minoría muy ruidosa". ¿Se manifiestan por los recortes del gobierno o porque son unos antipatriotas y desean amargar el dulce de la nostra festa a los valencianos de bien? Sí, este es un caso de lujazo léxico de libro. Era algo innecesario y, por tanto, sobra, porque esta minoría ruidosa se manifiesta para protestar contra unos recortes y eso no se puede poner en tela de juicio.

2) "El enfrentamiento robó protagonismo al primer día festivo de las Fallas, una jornada para comprobar las ganas de fiesta de la gente Y, SOBRETODO, LAS POSIBILIDADES DE NEGOCIO EN LA CIUDAD."

Si en las elecciones estatales del pasado 20N el Partido Popular reventó hasta la saciedad la palabra "trabajo", ahora este medio abusa de una referencia -falaz hasta el vómito, por cierto- a la tesitura económica. Pese a que una gran cantidad de gente no se plantee que en realidad se le está vendiendo una moto, como cuando se emplean tantas otras palabras "talismán", esta referencia se desmonta sola. Porque, en primer lugar, las posibilidades de negocio en una ciudad en fiestas se determinan sumando una cantidad muy grande de variables, como los trayectos programados para las marchas propias de la fiesta (la ofrenda), la ubicación de los negocios y los productos y servicios que estos dispongan, la coyuntura económica local, el tipo de moneda y, algo muy importante, la situación económica de los foráneos que decidan acercarse a disfrutar de la fiesta. En segundo lugar, este argumento se cae sólo porque estos últimos mencionados turistas no deciden venir en fallas a día 4 de Marzo, sino bastante antes, por aquello de la planificación de las vacaciones que todo hijo de vecino hace y por aquello de que reservar el transporte con antelación supone un ahorro.

3)
‎"La alcaldesa Rita Barberá,FIEL A SU COSTUMBRE de saltarse algunos días la agenda para descansar y cargar pilas de cara a la próxima semana, no acudió al balcón, LO QUE HACE TODAVÍA MÁS INEXPLICABLE los insultos que los integrantes de la protesta dirigían al Consistorio".

En primer lugar, Rita puede alterar su agenda para descansar, pero nunca ha faltado a su cita con la fiesta. De hecho, fue precisamente ayer 3 de Marzo cuando faltó por primera vez de manera voluntaria a una mascletá desde que forma parte del mobiliario urbano de Valencia, perdón, desde que es alcaldesa.

En segundo lugar, si los protestantes claman supuestamente contra los recortes de un gobierno y estos acuden al consistorio para hacerlo puesto que este, como edificio oficial, es considerado símbolo y lugar propio para la protesta, no es de extrañar y mucho menos es inexplicable que se proteste en esa localización. Porque la protesta no es contra la alcaldesa, cuya ausencia por cierto se conoce in situ y por lo tanto es imposible de prever para los manifestantes, sino contra una institución. Si no quieren que las protestas coincidan con la mascletá en esa ubicación, que la celebren en la Plaza de Manises o en Galapagar.

4)
"la concejala socialista Pilar Calabuig adelantó que (...) sobre las protestas en sí, comentó que «NI LAS COMPARTO NI LAS DEJO DE COMPARTIR, son momentos muy críticos y todo el mundo ha sido joven como estos estudiantes», en referencia al origen de las protestas en los institutos."

Cuando una persona manifiesta su opinión, esta debe contener información. Cuando el posicionamiento de una persona es requerido, uno puede elegir no emitir ningún mensaje si no tiene una opinión formada y aducir la necesidad de informarse acerca de los hechos. Pero lo que hace esta edil socialista es un brindis al sol, un "quedemos bien con todo el mundo" que la deja en evidencia como un sujeto tibio y con ganas de mantener un estatus (política valenciana con aspiraciones) a base de no quedar mal con nadie. Y si esa es la actitud que ofrece un político de la oposición (es decir, hablar para no decir nada acerca de un tema de una sensibilidad muy alta), entonces... apañados vamos.

5) "Por el contrario, el portavoz de Compromís, Joan Ribó, LEJOS DE HACER UN LLAMAMIENTO A LA CALMA y que cesen las protestas dirigidas al balcón donde cada día se colocan las falleras maores, rechazó por «absurda y persecutoria la criminalización a la que está siendo sometida la coalición por parte del PP»."

Evidentemente, un partido al que se está acusando de azuzar a sus huestes en la calle (dios, parezco un redactor de Intereconomía) no va a pedir que cese algo que en teoría apoya y que según este periódico (¿fuentes, por favor?) organiza
.

Por otra parte, es genial el nivel de alarmismo y de paranoia de algunos medios y sectores políticos. Si hay que hacer un llamamiento a la calma en una pitada que dura menos de cinco minutos, es lógico que haya que golpear a estudiantes por cortar una calle. Pero no, ese prisma de percepción no nos sirve, porque es peligroso y puede redundar en un incremento de la tensión. Y entonces serían los voceros los corresponsables de algo muy desagradable. Quien leyera esto tras salir de un coma podría pensar que Joan Ribó debe pedir a sus jóvenes aprendices de terroristas que dejen de adosarse explosivos en la cintura cuando acudan a una mascletá y que dejen de quemar y destrozar mobiliario público. Y estamos hablando de una pitada que, además, no va dirigida ni a la Junta Central Fallera ni a ningún representante ni aficionado a la fiesta de las Fallas. Seamos serios y menos sensacionalistas.

y 6) ‎"La concejala de Jardines, Lourdes Bernal, miembro de la corte de honor de 1992, afirmó por su parte que UNA NIÑA QUE ACOMPAÑABA AL PIROTÉCNICO LLEGÓ A LLORAR POR LA TENSIÓN al cruzar la zona de la protesta para subir al balcón. EL PROPIO BENLLOCH (n.d.r: esto es, el pirotécnico) DESCARTÓ ESTA CAUSA y dijo que las lágrimas de su sobrina Ainhoa se debían a los nervios por la multitud."

Hay periodistas a los que uno no le coge el hilo. Paco Moreno, el redactor de este artículo -por llamarlo de alguna manera- es uno de ellos. Llena de bias (esto es, modaliza o subjetiviza descaradamente) el texto y luego resta de un golpe en la mesa credibilidad a su propia opinión, desmintiendo unas afirmaciones con una rotundidad contra sí mismo impropia ya no de un licenciado en Periodismo, sino de un estudiante de Comentario de Texto de 2º de Bachiller. Para quien todavía no lo haya pillado: el redactor pone el grito en el cielo por algo que ha pasado y luego acude a la fuente más fiable (el supuesto afectado) para desmentir que ese algo haya pasado. Todo un facepalm como colofón a un artículo lamentable.

CONCLUSIÓN: Sean o no acertadas las protestas, sean o no convenientes, sean o no las fallas unas fiestas politizadas, sí que hay una doble constatación de defunción a la que accedemos vía este artículo: la política está muerta y el periodismo huele a exactamente lo mismo.

JM Martín

miércoles, 8 de febrero de 2012

Contador: ¿orgullosos de qué?

Facebook y Twitter arden estos días en español con acento francés. El motivo, una acusación de dopaje fundamentada en el veredicto de un jurado deportivo que declara que el ciclista Alberto Contador ha hecho trampas al haberse dopado supuestamente con clembuterol. La defensa del deportista ha argumentado que el consumo ha sido involuntario, vía carne contaminada. Las ruedas de prensa del ciclista y las declaraciones de sus allegados han convertido el caso en una cuestión de fe. Los periodistas se muestran en un principio desconcertados aunque muestran un apoyo bestial a quien ha sido declarado culpable por un tribunal, insisto con esto, deportivo. "Es una cuestión de estado", resuena cualquier eco de dicha noticia, cualquier opinión. Los vídeos de Canal+ France, en los que guiñoles de deportistas españoles como Nadal, Gasol y el mismo Contador actúan como toxicómanos y tramposos, son la gota que ha colmado el vaso. La Real Federación Española de Tenis denunciará a la cadena por el uso no solicitado de su logotipo en uno de los vídeos, quedando en evidencia que las argucias legales tienen una corta vida como vía de protesta.

Gente que nunca ha dudado a la hora de exhibir símbolos patriotas y a quienes se les llena la boca a la hora de nombrar el nombre del país que les hace seres plenos y virtuosos por los motivos que sólo ellos -iluminados de la reserva espiritual de occidente- conocen, gritan de su puño y letra contundentes lemas de defensa como "qué envidia nos tienen por no poder ser españoles" o, en definitiva, cualquiera que aluda al seguro motivo de este cruce de acusaciones de juego sucio: la envidia en su más patriótico sentido.

Esto es lo que pasa y sabe aquel cómo acabará este cristo que, sinceramente, tampoco me interesa demasiado. Sin embargo hay una serie de preguntas que, como es normal en estos casos siendo como es uno, me vienen a la cabeza. Y aquí que se las escribo:

1) ¿Existe alguna virtud, para mí insondable, en haber nacido en un país o en tener cierta nacionalidad? ¿Es esto ventajoso a nivel moral, espiritual o cualquier otro?

2) Dada la coyuntura actual en términos socioeconómicos, académicos, culturales y especialmente democráticos, ¿no es acaso una cuestión de mala suerte ser un ciudadano español? Aun pudiendo ser libio, sirio, guatemalteco o sudanés, ¿no es de una suerte muy mediocre ser español, pudiendo ser sueco, noruego, alemán, canadiense, australiano, neozelandés, finlandés, danés u holandés, por poner unos ejemplos?

3) En términos históricos, y viendo los bandazos que hemos dado en los últimos... pongamos cinco siglos, ¿no es realmente un poco frustrante haber nacido en un país de democracia tan volátil, de tanta marginación ideológica, racial y sexual, en el que la ciencia y la cultura se ha abierto paso a volantazos sin posibilidad de fluir libremente?

4) En términos probabilísticos, y hasta que se demuestre la responsabilidad propia a la hora de determinar el lugar de nacimiento y la adjudicación de un valor intangible (llamémosle alma) a un cuerpo con vida de los que nacen diariamente en todo el globo y probablemente en todos los globos poblados que habrán repartidos por el inmensamente salvaje universo, ¿no es una cuestión de azar muy absurdo el nacer en un sitio o en otro, en el seno de una u otra familia y con unas posibilidades estructurales así o asá que determinen qué clase de vida va a llevar una persona?

5) ¿Tiene sentido que los mismos que detestan y maldicen la figura de los nacionalismos periféricos y orgullos patrios extranjeros (véase el clásico "los americanos se creen más que los demás sólo por que son americanos") consideren que ser español es, efectivamente, ser superior y que sugerir lo mismo para otros sentimientos nacionales es peligrosamente filofascista, potencialmente genocida y aplastantemente fatal para el resto del mundo?

6) ¿Es de recibo, en este mundo global en el que las distancias son absurdas, que se siga reivindicando lo tribal, encarnado esta vez en un más impuesto que logrado orgullo nacional? Esto es: si el orgullo tribal servía para fortalecer al grupo cuando más allá de las tierras dominadas sólo había lo desconocido (y muchas veces monstruos abisales y cascadas infinitas en una tierra plana), ¿sigue siendo de recibo exigir el reconocimiento grupal, cuando gracias a las megacorrientes de información que recibimos sabemos qué hay y quién vive en la práctica totalidad de las pulgadas del globo terráqueo? ¿Es necesario lucir bandera cuando nadie va a venir a quitarnos las tierras, a quemar nuestras aldeas y a violar a nuestras mujeres?

7) Por último, y volviendo a lo terrenal que tanto espacio ocupa en las mentes y preocupaciones de muchos, ¿es acaso más importante la estabilidad y el prestigio laboral de una persona y serie de personas -a las que respeto profundamente y que me han hecho pasar buenos ratos delante de un televisor- que la estabilidad y el prestigio laboral de todos aquellos allegados que día tras día sufren injusticias laborales? ¿Lo es, habida cuenta que estamos viviendo lo que estamos viviendo?

A mí me fastidiaba mucho que los franceses nos tirasen las frutas. Si eso pasara ahora mismo, los twitteros y parroquianos de Facebook que a estas horas están saturando el timeline de frases de apoyo/ataque y fotos con la palabra "envidia"... seguramente estarían viendo vídeos de gatos.

Vamos, pienso.

JM Martín

PD: Si no os gusta mi texto es porque tenéis envidia de no haber vivido en mi calle, que es sin duda la mejor calle del mundo. Envidiosos.

jueves, 26 de enero de 2012

Cortar el cable

Es una noche curiosa. Estoy plantado delante de mi ordenador iniciando la conexión a internet para, irónicamente, preparar mi desconexión temporal. He decidido que voy a intentar huir temporalmente de lo que me enerva, de lo que me hace no ser yo, aunque quizá debería decir de lo que vengo siendo yo en los últimos meses.

Están siendo unos tiempos complicados para la lírica. Vine a un mundo del que me vendieron, como a una mayoría, una versión falseada. Me siento estafado hasta el tuétano. El mérito no se contempla en ningún caso, tampoco la humanidad ni el ser más débil. El fuerte, como un recuerdo de nuestro atávico primitivismo, se erige en un líder a la fuerza que porta el abuso por bandera. El trabajo duro sirve de poco, y gente como yo –que no soy ningún caso raro- se ve abocado a una dualidad de la que no se hacía mención en la versión comercial que nos vendieron: en unos meses puedo alcanzar un grado de titulación modestamente elevado y a la vez me estoy haciendo un precario crónico.

Me cuesta tanto conjuntar ambas imágenes que me supone un gran esfuerzo intelectual verbalizarlo, incluso de manera escrita.

A la vez que me encuentro descolocado en una tesitura que, llámenme alelado, me resulta inverosímil (seguramente por haberme tragado un cuento chino con respecto del mundo) , me veo saturado de lo que precisamente estudio: de información. Estoy intoxicado por tanto enlace acerca de las mil perrerías que ejercen esos que tienen mejores posiciones dentro de la escala social. He incluso normalizado el hecho de que las actitudes que en teoría eran ilícitas y perversas son realmente la norma aceptada, y que las leyes y normas inherentes a nuestra sociedad son nada más que papel mojado en la práctica. Y esa normalización ha dado paso a lo que creo, posible hipocondría mediante, supone un brote de neurosis colectiva en mi persona. Vivo bajo el prisma de una filosofía de la sospecha que no solo me afecta a mí, sino a muchos de los que me rodean virtualmente. Posiblemente, como decía la película, resulta que ustedes y yo no estamos preparados para escuchar la verdad.

Creo que esto es perceptible como una ida de olla de lo más banal, o incluso como un mal disimulado “me bajo del barco”. Pero desde lo más sincero creo que es necesario que reflexionemos acerca de los beneficios de esta sobredosis de datos que conforman un estado de incomodidad. No planteo, en absoluto, hacer como el avestruz y esconder la cabeza. No. Tenemos todos la responsabilidad ciudadana e incluso la necesidad natural de luchar por una sociedad justa y equitativa, sin locuras y con empatía. Pero, como dijo Teresa de Calcuta, “no me invites a una manifestación contra la guerra, invítame a una manifestación por la paz”. Esto es: sabemos cuáles son los grandes defectos de este sistema. Luchemos por eliminarlos y generar algo más justo. Pero no minemos nuestra moral con las sucias triquiñuelas de esas partes tan supuestamente independientes del poder (no pienso ni nombrar al susodicho tribunal). Ya sabemos que están ahí. Son evidencias de que algo falla en un sitio concreto. Igual que no nos agarramos al cable cuando sabemos que da corrientes y lo cambiamos, por favor, parémonos a reflexionar si esto no es acaso lo que debemos hacer. Porque es, sencillamente, lo único útil.

¿Y qué relación tiene esto con una desconexión? Pues sencillamente, necesito cortar el cable. Para cortar el cable tengo que dejar de recibir calambrazos. Y para decidir dejar de agarrarme al maldito cable, necesito bajar los plomos del circuito de la información: las redes sociales en este caso. Si sale bien, y resulta que me convierto en un buen cortador de cables como hay tantos anónimos, sin duda significará que algunos tenemos que bajar el flujo de información para lograr trascender a un nivel de efectividad. Si no, por lo menos habré ganado horas de vida. De momento, yo os lo aconsejo. Vienen tiempos difíciles, y va a haber que hacer un buen acopio de fuerza. Si se nos va y perdemos capacidad de respuesta ante la que está por venir, tendremos media batalla perdida, tenga la forma que tenga.

Procedo a tomarme unas vacaciones de redes sociales, aunque supongo que seré un observador-troll guasón de Twitter y seguiré escribiendo aquí, que me gusta ver puntitos en el mapamundi (un saludo especialmente grande a Chile, sr Aguilera). Además haré algo de humor absurdo en mi nuevo Tumblr Fotografobia, que os invito a visitar (el humor es un buen reconstituyente, probablemente el segundo mejor) y tanto lo uno como lo otro aparecerán en mi FB. Pero no me voy a seguir colapsando de golpes tras golpes y enfado tras enfado. Me enteraré de lo que pasa, acudiré donde haya que acudir, pero no me haré mala sangre.

A ver si, entre todos, nos ayudamos para cambiar ese cable que nos da tanto la corriente.

Un fuerte abrazo.

JM Martín

lunes, 23 de enero de 2012

Trece preguntas sobre el cierre de Megaupload

Preguntas a los cabreados –con razón- por el cierre de páginas como Megaupload:

1) 1) Si las descargas directas y gratuitas eran un “remedio” contra el abuso de las industrias, ¿por qué no se ha protestado activamente cuando empezó el susodicho abuso de las industrias?

2) 2) Si se bloquea la web del FBI cuando se cierra Megaupload por vulnerar los derechos de los internautas, ¿por qué no se bloquea la web de la CIA cuando se vulneran los derechos humanos en Guantánamo?

3) 3) Si el negocio del arte es abusivo hacia quienes empiezan en esto, convirtiéndose el vivir de lo que uno sabe hacer medianamente bien en algo inaccesible, ¿por qué no se bloquea la web de Universal, de EMI o de Columbia, que extorsionan literalmente a los artistas principiantes?

4) 4) Si se es justiciero desde un ordenador contra las malvadas administraciones que nos quitan el entretenimiento, ¿por qué no se es justiciero contra las subidas de las tarifas de servicios públicos –que ya hemos pagado- como la red de metro o de autobús?

5) 5) Si la cultura es libre, ¿por qué no permitimos que sus creadores –los artistas- decidan libremente cómo se gestiona? Si hay artistas que están a favor de la libre distribución, ¿por qué no apoyar precisamente a estos artistas e ignorar -y dejar con su modelo de distribución- a los demás?

Preguntas a los cabreados –con razón- con los dueños de las empresas como Megaupload:

1) 1) Si hay que estar contra Megaupload porque supone que unos pocos se lucren con el trabajo de otros, ¿por qué no se está en contra de las discográficas, las productoras de cine, o directamente contra los dueños de los grupos empresariales que convierten el arte en una mafia?

2) 2) Si los artistas de la música y el cine están en contra de Megaupload porque hacen un uso no controlado de su material, ¿por qué ellos emplean libérrimamente diseños de ilustradores para su artwork y plagian descaradamente estructuras de canciones e ideas de películas y no pasa nada?

3) 3) Si hay que combatir todo lo que transgreda los derechos de propiedad intelectual partiendo de la falsa afirmación de que todos los artistas están a favor de estos derechos, ¿por qué no se tiene en cuenta a los artistas que no estamos a favor del lucro a través de la propiedad intelectual y que consideramos las descargas como una vía gratuita de difusión?

4) 4) Si los músicos-no-profesionales (véase "Estamos aquí 3") se quejan, con razones incuestionables, de que el mundo de las descargas directas lucra a unos aprovechados y que esto perjudica a los modestos que tratan de crear una cultura underground pero no pueden ¿qué piensan de las salas que cobran cantidades indecentes por tocar y de las promotoras y medios que no funcionan según calidades sino según capitales? Es decir, si se quiere proteger “a los nuestros” evitando que otros se lucren con nuestro trabajo, ¿por qué permitimos que un garito de mala muerte nos cobre 500€ por tocar un viernes?

5) 5) Si el derecho de propiedad intelectual es tan importante y tan intocable, ¿por qué ver bien que una ley como SOPA pueda ser como un Gran Hermano que todo lo puede ver, manosear e invadir? ¿Acaso no son mis reflexiones, mis documentos y mis trabajos que subo a servidores como Megaupload, Filesonic y Dropbox propiedad intelectual mía?

Preguntas-conclusión:

1) 1) ¿Por qué unos se rebotan contra el abuso de poder contra la libre circulación de datos y otros contra esos cabrones que se lucran de lo que nosotros hacemos y ni unos ni otros están hachas en mano en frente de los ministerios de economía y hacienda, bancos privados, bolsas y fondos monetarios?

2) 2) Si tan alta –y relativa, porque para todos es la adecuada- moral tenemos todos, si tan cabreados estamos contra la injusticia y si tan seguros estamos de que las cosas podrían ser más fáciles, ¿cómo es que dejamos que se nos mamonee y chulee de esta manera? ¿Por qué nos centramos en las series y discos que se deberían poder o que no se deberían permitir bajar gratis y no en ese tipo de cosas que realmente nos joden la vida -búsquese "crisis", "rescates", "hipotecas", "bancos" o demás en Google-?

Y una de regalo a los medios de comunicación y a sus televidentes:

Si nos enseñáis que el dueño de Megaupload es tan malo, blanquea tanta pasta y vive rodeado de mujeres siliconadas y droga de calidad a costa del trabajo de otros, ¿por qué no hacéis exactamente el mismo tratamiento de los dueños y gerentes del Banco Santander, el BBVA, Goldman Sachs, Lehmann Brothers, Standard and Poor’s, Fitch, Moody’s, FMI, Banco Central Europeo, McGraw-Hill Enterprises, GazProm, y tantas empresas que juegan con el dinero de todos, los recursos de todos y el bienestar de todos? Medios de comunicación, en otras palabras, ¿por qué dais tantísimo asco?

JM Martín